Daniele Bravo, 10 años, cuenta el diálogo que el Papa ha tenido con él el 27 de septiembre pasado, durante la última audiencia pública - El Pontífice lo había llamado junto a sí para que lo "ayudara" a explicar a los miles de personas presentes la necesidad de amar a Dios cada vez más - "Eran tan cálidas sus manos, tan cálidas", dice Daniele recordando el encuentro - Cómo el chico ha reaccionado ante la muerte del Pontífice y ante el cuerpo expuesto en la sala Clementina.
Miércoles 27 de septiembre, hora 12. En una inmensa sala del Vaticano, el aula Nervi, un niño está junto al Papa, que le tiene la mano entre sus manos, delante de miles de personas.
"Dejad que los niños vengan a mí". El Vicario de Cristo había repetido la invitación de Jesús a los discípulos diciendo : "Un niño, ¿ puede venir aquí arriba a ayudar al Papa ?". Había una vacilación entre los treinta y seis escolares (de la escuela elemental "Angeli Custodi"), una rápida consulta entre las religiosas acompañantes, luego saltó un chico, impecable como un figurín en su uniforme escolar : había llegado ante la valla; estaba por saltarla cuando dos brazos robustos lo habían ayudado a pasar a la otra parte. He aquí Daniele Bravo ante el Papa y ante de los micrófonos.
Aquel encuentro del miércoles 27 de septiembre era una historia para contar, un episodio memorable en las crónicas de la familia Bravo : "Aquella vez, el Papa me tomó de la mano ...". Ahora es un testimonio simple, ingenuo, pero lleno de emoción : "El Papa me quiso junto a sí cuarenta y ocho horas antes de morir".
El que escribe se ha encontrado con Daniele enseguida luego del encuentro con el Papa y luego alguna hora después de la muerte del Papa, y luego de vuelta con él delante del cuerpo del Papa.
Queremos recordar cómo ha ido tu encuentro con Juan Pablo I.
Daniele: "No me lo esperaba, así como no me esperaba esta terrible noticia que me hace llorar. Estaba en el aula de las audiencias con los compañeros y compañeras de quinto grado, cuando él, o sea, el Papa, dijo que quería un chico de la escuela, la monja me mandó a mí porque tenía el uniforme en perfecto orden. Yo estaba muy emocionado ..."
¿ Qué se dijeron con el Papa ? Trata de recordar, como si los periódicos no hubieran escrito nada.
Daniele: "Primero me preguntó cómo me llamaba, en qué clase estaba. Luego me preguntó si yo prefería quedarme en quinto o ir a la escuela media. Y yo ..."
Le has respondido que preferías quedarte en quinto. ¿ Sabes que has puesto al Papa en dificultades ? Su discurso estaba basado en la necesidad, para el hombre, de ir adelante, de progresar. Tú le dijiste que preferías quedarte en quinto ...
Daniele: "Le dije la verdad. Me desagrada pensar que el año próximo deberé dejar a mi maestra, a mis compañeros. Ahora me había aficionado".
En realidad, Daniele había aferrado el sentido del discurso de Juan Pablo I, pero ha preferido la sinceridad a la diplomacia, decir también al Papa lo que sentía dentro. Porque es un muchachito sincero, además de despierto. La madre de Daniele, Annamaria, me ha explicado aquella respuesta del niño : "¿ Entiende ? Al principio de este año escolar se quedó muy mal cuando supo que en la secundaria los varones no pueden ir a aquella escuela. Cambiar todo, después de cinco años, para él ha sido un shock".
Así has dicho al Papa la verdad, ¿ Y él ?
Daniele: "Ha hecho : "Uh", como para decir : "Mira un poco a éste". Luego ha explicado que él, de niño, era diferente de mí. Porque cuando estaba en cuarto esperaba ir a quinto, y así sucesivamente".
¿ Qué sentiste enseguida luego del encuentro con el Papa ? No es habitual que un Pontífice llame a un niño junto a sí ...
Daniele: "Estaba contento, también porque fue una cosa inesperada; me consideré afortunadísimo, aunque también estaba emocionado, naturalmente".
¿ Y ahora, Daniele ? ¿ Ahora que el mundo llora al Papa sonriente de los treinta y tres días ?
Daniele: "Ahora tengo como un nudo aquí adentro. No es justo que muera un hombre así. Pero ... Sí, me considero todavía más afortunado por haberlo conocido, por habernos hablado de acá a allá, porque me tenía la mano. Si yo hubiera imaginado ...".
Dime, ¿ qué sucedió luego de la audiencia, cuando la gran multitud de fieles comenzaba a abandonar el aula Nervi ?
Daniele: "A un cierto punto no entendía nada más. Muchas personas, muchos extranjeros, me reconocían y me tocaban, como si fuera una estatua milagrosa. Me sentía atrapado de todas partes. Luego, me han sacado los de la radio, me llevaron donde se transmite Il gazzettino di Roma ".
¿ Y qué dijiste en la radio ?
Daniele: "Mis impresiones sobre el nuevo Papa. Dios mío, es extraño hablar ahora así, del nuevo Papa, cuando él ya no está más ... Dije que es simpático, gentil. Que ama a los niños. Que ahora y siempre haré cuanto él ha pedido. Y he recomendado a todos los niños de Roma a hacer lo que haré yo".
Con confianza, ¿ eran palabras tuyas, o te las habían sugerido en la radio ?
Daniele: "Bueh, en fin, me habían explicado lo que debía decir".
¿ Qué habías entendido del discurso del Papa ? No lo que han escrito luego los periódicos, sino lo que te quedó en la mente.
Daniele: "No, los periódicos no los leí para nada, luego de la audiencia. Leí los títulos de hoy, estas ediciones extraordinarias que hablan de su muerte. Por lo tanto ... El discurso era sobre la caridad, sobre el hecho de que nuestra vida es como un viaje. O sea, hay que ir siempre adelante, progresar, como fue para las casas : primero las cabañas, los palafitos, y luego hacia adelante hasta los rascacielos".
Y según tú, ¿ qué es la caridad ?
Daniele: "La caridad ... ser buenos, dar dinero para las misiones, ayudar a quien tiene necesidad, a los discapacitados ... Y es caridad también rezar por el pobre Papa que nos ha dejado".
El día después de la audiencia, en la escuela, los compañeros habían admirado mucho a Daniele Bravo. Quizá había también una inocente punta de envidia. Una compañera, Alessandra, le había pedido un autógrafo, y entonces también los otros treinta y cuatro compañeros habían querido su firma. Veinticuatro horas después, el viernes a la mañana, en la escuela, Daniele se convirtió en objeto de una nueva curiosidad, como si a morir hubiera sido uno de la casa. "No sé", dice, "tenía casi la sensación de que alguno quisiera darme las condolencias".
El papá y la mamá de Daniele habían sido los últimos en enterarse de su aventura en el Vaticano. Antonio Bravo y la señora Annamaria trabajan en un instituto profesional : él enseña electrotécnica, ella está en la secretaría. Usualmente, llegan a casa hacia las dos de la tarde. Aquel día, miércoles, ya la televisión transmitía la filmación del encuentro, ya la radio hablaba de Daniele y las agencias informativas reportaban palabra por palabra el diálogo entre el Papa y el niño, cuando la señora Annamaria recibió un llamado telefónico del hijo en la oficina.
Cuenta Annamaria Bravo : "Aquel llamado me preocupa, le pregunto : "Daniele, ¿ qué sucedió ?". Él responde : "He hecho un gran lío". Me preocupo ahora más e insisto : "Habla, ¿ qué hay ?". Me dice : "Bueh, ante todo, he hablado con el Papa, y luego ... En fin, tardaré mucho porque estoy en la RAI ..." Creía que se había vuelto loco. Se necesitaron cinco minutos para que yo comprendiera. De todos modos, él estaba preocupado, él creía que había hecho un lío, porque habría llegado tarde a casa, y nuestra familia está acostumbrada al orden, a la puntualidad".
Daniele, si en aquellos momentos, mientras estabas allí junto al Papa, hubieras podido hacerle una pregunta, qué le habrías dicho ?
Daniele: "Creo ... contarme, con las palabras de un Papa, la emoción que sintió cuando había sabido que había sido elegido". (...)
El Papa, cuando tú estabas en su audiencia, ha dicho algo sobre el amor ... ¿ Recuerdas acaso ?
Daniele: "Sí, me acuerdo ... Ha preguntado si verdaderamente todos siguen las palabras de Jesús : "Ama a tu prójimo como a ti mismo". De todos modos, una frase así ... recuerdo también otra cosa : al final de la audiencia, mientras hablaba de los enfermos, contó que él, el Papa, había estado oho veces en el hospital y que había tenido cuatro operaciones. Pobre Papa ... el Señor lo había siempre ayudado. Esta vez, sin hospital, en su cama, que luego no era la suya, después de apenas un mes ...".
Daniele, ¿ ya has hecho la primera Comunión ?
Daniele: "Todavía no, me estoy preparando con el catecismo. Se necesitan dos años; yo voy dos veces por semana. En mayo, haré la primera Comunión, y ... la dedicaré al alma del pobre Papa".
El 26 de agosto y en los días sucesivos, ¿ habías seguido en televisión la elección del Pontífice, la investidura ... ?
Daniele: Daniele: "Sí, no me había perdido una transmisión. Es más, me habría gustado tanto recibir su primera bendición. Pero ninguno había podido acompañarme a la Plaza de San Pedro, y así me conformé con seguir todas las fases en televisión ...".
Si te hubieran dicho que, de allí a un mes, el Papa habría hablado contigo ...
Daniele: "No lo hubiera creído, seguramente. Ni tampoco habría creído si me hubieran dicho que nos habría dejado tan pronto".
Dejamos la casa de Daniele, en una cortada de la calle Aurelia, para ir a la casa del Papa muerto, en el centro de la cristiandad : la sala Clementina. El Pontífice, que duerme el sueño eterno, no sonríe más, pero el rostro está distendido. Una triste, silenciosa peregrinación alrededor, los guardias de honor rígidos. Daniele se acerca en puntas de pie, con el mismo uniforme que tenía hace pocos días. Ahora no retiene más las lágrimas. Retira la vista de aquel rostro del color de la cera y me susurra : "Eran tan cálidas, sus manos, tan cálidas ...".