"Con memoria lúcida y extraordinaria propiedad de lenguaje, hablaba de aquel "bocia" (muchacho) que escribía temas de diez o doce carillas obligándolo a fatigas suplementarias de maestro.
"Era el primero de la clase, un cañón, pero no he notado nunca en él un sentimiento de superioridad sobre sus compañeros".
Las relaciones entre maestro y alumno no se habían interrumpido con el seminario. Don Giulio las definía "cordiales, espontáneas, por no decir, amigables. Lo que no impedía - son siempre palabras suyas - que no hubiera también discusiones, especialmente en algunas valoraciones de carácter político y eclesial, las cuales, sin embargo, no turbaron nunca las relaciones de amistad verdadera ".
En una entrevista del '86, nos había dicho : "He enviado a don Albino las felicitaciones cuando había sido elegido para Vittorio Veneto y le he asegurado también mi oración al Espíritu Santo para que lo ayudara a llevar aquella cruz que le había llegado, he agregado bromeando, también en reparación a aquélla a que me condenaba cuando él estaba en IV y en V grados con sus temas que no terminaban más".